CrónicasculturaMúsicaPaco Jiménez

Arde Bogotá

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Dentro de nada, cerrarán muchos de nuestros eventos favoritos. Eso escribía un servidor hace un año en esta casa, cuando los protagonistas de la noche pasaban por el zamorano ADN festival.

No me equivocaba.

La carrera de los de Cartagena es hasta ahora tan corta como fulgurante, no debemos olvidar que tan solo tienen un EP y un disco (cuando Antonio García su cantante, prometía al principio del concierto que iban a tocar todo su repertorio era verdad por que de momento no hay más) desde que arrancaron en 2017, y llegaban por primera vez a la ciudad convertidos en una de las bandas emergentes mas importantes del suelo patrio.

 

A punto de ponerse con el nuevo disco, el bolo de Camelot era la despedida de Lalo Gómez-Vizcaíno su productor y acompañante en directo en la guitarra para meterse a grabarlo, la expectación era máxima para verles (con una entrada excelente que no colgó el ansiado no hay papel, es cierto, pero que lo pareció en muchos momentos de la noche) y cumplieron con creces.

 

Venían dentro de la gira que Mahou les montaba por 17 ciudades con “Vibra Mahou”, la misma semana que se anunciaba oficialmente que el festival principal de la marca cervecera en la ciudad, me refiero al Mahou Street Food, se cancelaba definitivamente y se marchaba de Salamanca privándonos de varios días de conciertos seguidos. No hará falta que les explique la situación que existe para que se haya llegado a ese extremo, pero les diré que al que suscribe se le saltaron hace meses las alarmas por cancelaciones, falta de entendimientos, pobre venta de entradas y muchas cosas más con los conciertos en los últimos tiempos.

 

Fue un bolo de corrido sin bises, innecesarios por otra parte en el desarrollo que plantearon, con un set-list engrasado y rodado al máximo desde que abrieron con “Dangerous” luciendo cierta contención, y que fue subiendo de intensidad hasta la parte final, con el obligado puente que enmarca “Quiero Casarme Contigo”. La banda es solvente al máximo, José Ángel  Mercader estuvo estupendo a la batería pero la guitarra de Dani Sánchez y el bajo de Pepe Esteban le fueron a la zaga, y la voz rasgada de García junto con el carisma que luce (me volvió a sorprender verle cantar entre el publico “Te Van a Hacer Cambiar” por que no es algo que se suela ver en el estilo) y la poquísima duración de la mayoría de los temas, pocos pasan de los 3 minutos y algo, hizo que se pasara en un instante.

 

Los detalles, el ritmo funk que emana “Cariño ó el traslado magistral al escenario que hacen de la intensidad de “Millenial y su coro que es casi épica, la revisión de “Mi Carro” el tema de Manolo Escobar que el que suscribe no veía por ninguna parte y que consiguen hacer suya en una pirueta casi inexplicable, ó la espectacularidad de “Virtud y Castigo” antes de la parte final con toda la artillería pesada, “Exoplaneta” “Antiaéreo” y “Abajo”, juntas, llevando al personal, imposible no fijarse en la media de edad que era joven si pero con mucha gente mayor para lo que se acostumbra últimamente, en volandas y obligándoles a cantar, bailar y sudar casi como antes.

 

Me fijo en alguien que lleva una camiseta de Amon Amarth cuando salgo.

Que grande que sean capaces de poner de acuerdo a gente tan diversa.

Foto: Víctor J. Fry

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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