Las aplicaciones de videoconferencia han cobrado un notable protagonismo debido a la crisis sanitaria por COVID-19. Nos ayudan a estar en contacto, también en el ámbito educativo. Veamos de manera sencilla en qué tenemos que fijarnos para disfrutarlas con seguridad.

Con el cole en casa, muchos docentes y familias hemos empezado a utilizar las videollamadas para estar en contacto y mejorar el seguimiento educativo. Sin embargo, también están surgiendo nuevos problemas, como la irrupción de personas desconocidas en una sesión para molestar a los asistentes o la difusión de grabaciones de educadores y compañeros/as sin consentimiento. A continuación, analizaremos las principales aplicaciones para videoconferencias grupales y veremos las medidas a tener en cuenta para que nuestras clases virtuales por videoconferencia sean seguras.

Principales aplicaciones para videoconferencias grupales en el ámbito educativo:

En algunos centros y administraciones educativas se dispone de herramientas profesionales de trabajo en equipo o de gestión de formación en línea, incluyendo funciones de videoconferencia grupal, como es el caso de Google Meet dentro de G Suite for Education o Microsoft Teams. Si tenemos esta opción, quizás sea preferible por encima de otras herramientas generalistas, ya que el acuerdo entre nuestra institución y su proveedor debe incluir una adecuada cobertura en términos de privacidad.

Cuando no es así, muchos educadores/as optan por herramientas de uso general para videoconferencias como ZoomJitsi MeetGoogle HangoutsSkype o por herramientas de mensajería instantánea o redes sociales que incorporan esa funcionalidad como WhatsAppLine Facebook Messenger, entre otras.

Imagen infografía videollamadas

Problemas de seguridad en las videoconferencias: suplantación, «troleo», difusión de grabaciones o información sin consentimiento.

Aunque en general son herramientas útiles y de uso sencillo, no están exentas de riesgos de seguridad. Si no tenemos en cuenta algunas pautas básicas, nos podemos encontrar con sorpresas desagradables, como cuando instalamos una app que no es la oficial. Esta podría infectar nuestro dispositivo y nos robarían nuestras cuentas bancarias o secuestrarían nuestros datos a cambio de un rescate.

Uno de los problemas que está teniendo mayor relevancia mediática es el de la irrupción en nuestra clase virtual de alguna persona desconocida para trolearla, insultarnos, mostrar contenido inapropiado, e incluso dañar psicológicamente al alumnado con contenidos especialmente hirientes como es el caso de escenas extremadamente violentas o de abuso sexual a menores.

Pero aun limitando la entrada, siempre puede pasar que uno de los asistentes comparta los datos de acceso a la videoconferencia con otras personas para que accedan a la clase con malas intenciones o se hagan pasar por un compañero/a.

Además, cualquiera dentro de esa sesión puede grabarla sin nuestro conocimiento para luego difundirla, crear memes ofensivos, alimentar una campaña de ciberacoso contra un compañero/a o incluso dañar nuestra propia intimidad y honor en las redes sociales.

Pasos para disfrutar de unas videoconferencias seguras:

Veamos cómo prevenir estas problemáticas, haciendo un uso seguro de las aplicaciones de videoconferencia y organizando nuestras clases virtuales.

  1. Descargas oficiales. Lo primero, aunque parezca evidente, es descargar la aplicación correcta, para lo que hemos de acudir siempre a su página web oficial. Si estamos en un dispositivo móvil, acudiremos siempre a su tienda oficial de aplicaciones Play Store o App Store. Además, no podemos olvidarnos de mantenerla siempre actualizada.
  2. Cuentas de usuario seguras. A continuación, la aplicación nos pedirá crear una cuenta de usuario. Es importante que le asignemos una contraseña robusta y que sea diferente de las que empleemos en otros sitios. Si utilizamos un gestor de contraseñas nos resultará más sencillo, ya que solo tendremos que acordarnos de una contraseña maestra. Además, siempre que sea posible, hemos de habilitar la verificación en dos pasos.
  3. Crear salas específicas. Aunque podemos dejar que el resto de asistentes conecten con nosotros localizando nuestro nombre de usuario en la plataforma (herramientas de mensajería instantánea, redes sociales, algunas herramientas de videoconferencia), siempre que sea posible es preferible crear una sala, reunión o videoconferencia específica con un nombre independiente, e incluso aleatorio, que no se pueda asociar a nuestro usuario.
  4. Videoconferencias con contraseña. Además, cuando sea posible, deberemos configurar una contraseña de acceso a la reunión, e igual que la URL de acceso a la misma, nunca deberíamos compartir públicamente. De hecho, lo ideal es mantenerlas secretas hasta momentos antes de empezar, facilitándoselas a las personas asistentes por medios seguros (por ejemplo, con una llamada telefónica). Desde ese momento la seguridad de esos datos estará en manos de los asistentes, pero al menos reducimos la exposición a posibles ataques.
  5. Sala de espera. De la misma manera, en las plataformas en que está disponible, se recomienda utilizar una sala de espera. Así, después de acceder a la URL de la reunión e introducir la contraseña de acceso a la misma, los usuarios aún no podrían entrar, quedarían pendientes de que nosotros, como administradores de la videoconferencia, les autoricemos a unirse.
  6. Restringir el compartir pantalla. Antes de entrar en la conferencia, lo recomendable es que los asistentes, por defecto, no tengan permiso para compartir su pantalla, quedando esta función restringida para nosotros como anfitriones, aunque luego la podamos ceder a alguna otra persona en momentos concretos de la videoconferencia.
  7. Normas de la reunión. Para prevenir problemas, ha de haber unas normas claras y todas los participantes han de ser conscientes de ellas. Antes de la sesión, desde el centro educativo se les puede enviar tanto a alumnado como a sus familias, una circular o nota informativa con las normas de participación. En todo caso, al comenzar la conferencia, una vez que estemos todos conectados/as, lo primero que deberíamos es recordar las normas de comportamiento, como por ejemplo:
    • Respetamos a todas las personas, sus opiniones y comentarios.
    • Cada persona es dueña de su privacidad y de su imagen, por lo que es preferible que nadie grabe la videoconferencia. En caso de considerarse fundamental, se debe indicar al inicio, solicitando una confirmación fehaciente a todas las personas participantes.
    • Respetamos los turnos de uso de la palabra (no podemos hablar todos/as a la vez). En algunas plataformas es posible emplear un botón de “levantar la mano” para pedir la palabra al administrador.
    • Recomendamos silenciar el micrófono de cada asistente, activándolo solo cuando esté interviniendo en la conferencia.
    • En el caso de tener problemas de conexión, cortes, retardos, siempre podemos desactivar el vídeo de cada asistente para agilizar la comunicación.
    • Los administradores de la reunión nos reservamos la posibilidad de silenciar, bloquear o expulsar a cualquier participante que esté haciendo un mal uso.
    • Al finalizar, cerramos y/o bloqueamos la reunión para que nadie más pueda unirse a ella.
Las videoconferencias en las normativas y políticas del centro

Es posible que en algunos centros educativos ya se estuvieran empleando este tipo de herramientas y es posible que ya hubieran incluido algún tipo de referencia en sus documentos normativos.

  • Comportamiento y buena educación en la comunicación en línea.
  •  Actuación frente a insultos, faltas de respeto y comportamientos inadecuados.
  • Detección y respuesta frente a suplantaciones de identidad.
  • Respuesta frente a intentos de sabotaje de las videoconferencias.
  • Responsabilidad ante la difusión de información de conexión.
  • Respeto a la intimidad, imagen y honor de docentes u otros participantes.

Sin olvidar la importancia fundamental de la protección de datos en el ámbito educativo. La propia imagen de los educadores, del alumnado o sus cuentas de usuario y contraseñas forman parte de los datos personales que se encuentran bajo la responsabilidad de tratamiento del centro educativo y su entidad titular, como es la administración educativa, en el caso de los centros públicos.

Maria González
De pequeña leía el periódico junto a mi padre, ahora redacto junto a mis compañeros. Aficionada del motor y la naturaleza.

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