Se trata de CIMAvax-EGF, una vacuna desarrollada por el Centro de Inmunología Molecular de Cuba para el tratamiento del cáncer de pulmón de células no pequeñas.

Este medicamento ayuda al sistema inmune para luchar contra las vías de señalización celular que permiten la proliferación tumoral, pero su actividad no es como el de las vacunas que todos tenemos en mente, ya que no previene la enfermedad, únicamente ralentiza su progresión o, en algunos casos, la elimina.

El funcionamiento de la vacuna se basa en la potenciación de la respuesta inmune hacia el EGF (Factor de Crecimiento Epidérmico) una proteína que induce la mitosis (división celular) en las células epiteliales, en los hepatocitos y en los fibroblastos, siendo de gran utilidad en la cicatrización pero un problema cuando se sobreexpresa en células tumorales, ya que induce aún más su rápida división.

Para poder conseguir que nuestros antidisturbios (el sistema inmune) lo reconozca como material ajeno y lo bloquee mediante anticuerpos se asoció en el laboratorio a la proteína bacteriana transportadora P64k, de Neisseria Meningitidis, y para favorecer la activación de los linfocitos, se adyuva la vacuna con Montanide ISA 51 VG (una emulsión que tiene propiedades activadoras sobre los linfocitos T citotóxicos).

Resultado de imagen de anticuerpoUna vez reconocido como extraño el EGF, nuestro sistema inmune se encarga de fabricar anticuerpos de gran especificidad contra el mismo, generando una “castración” inmunológica, impidiendo que se pueda unir a su receptor.

Pero además tiene otra función, la de impedir la fosforilación del receptor, es decir, inactiva también al receptor. De esta forma se evita la cascada de señalización intracelular que emitía el EGF, impidiendo la iniciación de los mecanismos de proliferación celular, debilitando los mecanismos de angiogénesis (creación de nuevos vasos sanguíneos para que el tumor, que con su rápido crecimiento se aleja de los ya existentes, pueda seguir alimentándose) y disminuye el riesgo de metástasis a la vez que promueve la apoptosis (muerte celular) de las células tumorales.

Este tratamiento debe mantenerse de por vida y, según las estadísticas, aumenta la esperanza de vida de los pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas hasta equipararse a la de las enfermedades crónicas no transmisibles.  

Este avance es una revolución en el tratamiento de los pacientes oncológicos, cronificando la enfermedad, prolongando significativamente el tiempo de vida y mejorando drásticamente su calidad.

Documentos de interés:

https://www.cecmed.cu/sites/default/files/adjuntos/rcp/biologicos/rcp_cima-vax_egf.pdf

http://scielo.sld.cu/pdf/rf/v7n1/rf02107.pdf

Ignacio Coll
Estudiante de medicina e investigador, miembro de numerosas sociedades tales como la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), la Sociedad de Inmunoterapia del cáncer (SITC) o la Sociedad Americana de Biología Celular (ASCB). Apasionado de la divulgación científica, en guerra contra las pseudociencias y buscando la respuesta a ¿Qué es el cáncer?

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