Si se busca cuales son las necesidades de un artista o grupo emergente de la escena musical en cualquier parte, saldrán al instante sesudos tratados con listas de cosas que se suponen básicas para tratar de alcanzar el siguiente nivel y llegar al estrellato. Desde cosas básicas como grabar, redes, o registros, hasta temas locos como de que manera peinarse. Pues bien, en ninguno de ellos se menciona el único que interesa sobremanera, el único básico, y el único que a entender de un servidor puede hacer inclinar la balanza. Me refiero, claro, al publico. De poco sirve -y los casos son tan numerosos como trágicos- que cumplas a rajatabla todos esos dictados, si el publico soberano no te apoya y te da la espalda.
Con eso eso claro ya entenderán lo importante que es en la tendencia actual de la escena, hablo de la falta de interés de la gente mas joven por algunos de los estilos que antes mandaban, el apoyo son fisuras de ningún tipo a los artistas y bandas que aún sabiéndolo continúan peleando por, atención a esto, llevar para adelante el sueño de vivir de sus canciones. Y de acuerdo que las variables, los gustos personales la calidad o que por supuesto no todo vale, son indiscutibles, pero por el camino mientras eso se dilucida, no estaría de mas estar ahí con ellos.
Viene esto a cuento del batacazo terrorífico de la taquilla en un pase modesto como el que nos ocupa, que apenas logró juntar a una veintena de pax frente a lo que iba a pasar en el escenario, y que hubiera merecido que al menos quienes se quejan a todas horas de la falta de eventos de tal o cual palo, estuvieran allí en primera fila. No existe el camino fácil, y quien diga lo contrario miente. La noche antes del lio el que suscribe cubría las comparecencias históricas de Siloé para esta casa, y en un momento dado Fito Robles contaba los padecimientos que habían tenido hasta llegar allí, toda la gira de salas está sold-out con el grupo en la cresta de la ola, y lo difícil que había sido. Si eso lo cuentan ellos, imagínense lo que debe suponer para quienes nos ocupan. De ahí lo que decía del apoyo.
Salir de casa con menos mil en el bolsillo, como poco, y llegar a una noche que alberga un cartel cercenado a trozos por este mismo tema (en una actitud tan mezquina como incomprensible por quien corresponda. Imaginen los ánimos, a eso iba, de quienes si se quedaron) tras hacer cientos de km. con cero garantías de ninguna clase, mas allá del trato y el buen hacer de sus coetáneos en la ciudad que sea, o la posibilidad de poder comerciar algo del merchan. Hay que amarlo mucho amigos. Y aunque nada mas fuera por eso, luego se vio que ni por el forro en el pase atómico que hicieron, obligarnos a no faltar.
Solo un puñado de músicos honestos y sinceros desangrando el alma de las canciones, cuando aún las mierdas del negocio no les han alcanzado. Lo escribí en su momento de This Is The Way y me ratifico después de verles dos veces –esto fue claramente un error terrible, pero visto lo que ocurrió después, casi era pura justicia no dejar solos a quien nos ocupa- en apenas un mes, y en la misma sala. Cuando salen los de Málaga, me acuerdo de aquello.
Nos saltamos si les parece elucubraciones sobre si el detah growl es en el Metal Core la cuadratura del circulo, por que la realidad a mi modesto entender es que va perfecto. Jona Jové nos atraviesa con su voz brutal y abrasadora, “Dummy Plug” nos sirve bien, mientras parece cantar en pársel –cremita “Half-Dead (Part 2: Fully Alive”)- un puñado de temas que recurren a un libro de estilo, esa parcela que va de Architects a Mr. Bungle pasando por unos coros que llevan en muchos pasajes a Alice in Chains, llenos de recovecos y cambios, “Stillman” convence de ello, presididos por la guitarra técnica y medida de Zeke Aguilar y la base rítmica de demolición de Milton Jové y Fran Llévenes. El bolo se pasa en un instante, no me canso de decirlo ojalá fueran todos así de cortos, navegando en un set-list que es un uppercut a la mandíbula, dejémonos de tonterías con las partes pregrabadas por que fueron genial, llenísimo de desarrollos largos y densos, “Unforseen Consequences”, “Shinra Tensei”, que merecen como mínimo prestarle nuestra atención.
Las excusas que queramos poner para no hacerlo, son solo tonterías.
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