Ni las nubes, ni la amenaza persistente de lluvia lograron empañar el espíritu libre del Hurra Romería, que volvió a transformar Las Aceñas de Cabañales en el epicentro de la música, la creatividad y la celebración colectiva. La tercera edición del festival homenajeó al siempre rompedor Tino Casal bajo un cielo gris que obligó a reajustar los tiempos, pero no la energía.
El día arrancó con el sol asomando tímidamente entre intervalos nubosos, permitiendo que Petit Pop abriera el festival con su habitual mezcla de dulzura indie y ritmo familiar. Sin embargo, las previsiones meteorológicas no tardaron en imponer su ley: la organización, atenta a los partes y al bienestar del público, optó por adelantar algunas actuaciones y modificar el orden de otras. Una decisión acertada que permitió que la música no cesara, pese a los chaparrones intermitentes.
Sienna ofreció su concierto en un ambiente más íntimo de lo previsto, pero logró conectar con los asistentes gracias a su sensibilidad lírica y actitud cercana. La esperada Procesión Romera, con Los Padres Karras y Peras, tuvo que adaptarse al terreno húmedo, pero convirtió la amenaza de tormenta en parte del espectáculo, con paraguas decorados y humor como refugio colectivo.
El carácter festivo siguió a flote gracias a Kokoshca, cuya energía en directo mantuvo el ánimo alto incluso bajo la lluvia. El dúo Miniño brilló con su fusión de folclore y electrónica, mientras Parquesur aportó beats urbanos que hicieron olvidar los charcos y pusieron a bailar al público más resistente.
La esperada actuación de Ortiga fue una de las más celebradas de la tarde: con su cumbia gallega desbordando humor y ritmo, consiguió que los asistentes dejaran de mirar al cielo para centrarse en disfrutar. Y si había dudas de que el festival resistiría, se disiparon con la llegada de Iván Ferreiro, quien volvió a Zamora tras más de una década y ofreció un concierto cargado de emoción, clásicos como Turnedo y temas de su último trabajo La Trinchera Pop. Bajo un cielo finalmente más tranquilo, su voz fue el mejor conjuro contra la tormenta.
Ya entrada la noche, el homenaje Mucho Lirili y Poco Lerele – Tino DJ Sesión devolvió la esencia pop ochentera a la pista, preparando el terreno para el colofón de la jornada: Varry Brava, que hicieron honor a su reputación con un directo electrizante, lleno de coreografías delirantes y un público totalmente entregado.
Pese a la climatología adversa, el Hurra Romería 2025 volvió a demostrar que cuando hay buena música, complicidad y ganas de celebrar, el tiempo importa poco. En un ambiente íntimo y acogedor —gracias a su aforo limitado—, el festival supo reinventarse sobre la marcha sin perder su esencia. Ni la lluvia pudo con la romería más moderna de Castilla.
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