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ENTREVISTA | Bauer, «diez años después, seguimos aprendiendo a hablar sin miedo»

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Hablar con una banda que cumple diez años de carrera no es solo hacer preguntas sobre un nuevo disco. Es, en cierto modo, sentarse con ellos a mirar hacia atrás —y también hacia dentro— para entender todo lo que les ha traído hasta aquí. Diez años de canciones, escenarios, decisiones y silencios. De todo eso habla Si Hubiéramos…, su cuarto álbum, que no busca ofrecer respuestas, sino más bien reconciliarse con las preguntas que nunca se hicieron en voz alta. Un trabajo honesto, emocional y valiente, que no teme admitir las dudas, los miedos, ni las cosas que se quedaron por el camino. Con una producción brillante a cargo de Pablo Cebrián y una banda que suena más madura y conectada que nunca, este disco no solo marca un punto de inflexión: es también un acto de liberación. Nos sentamos con ellos para hablar de pasado, de presente y de lo que aún queda por contar.

P: El cuarto álbum nada menos. No soy partidario de balances y tampoco creo que sea para eso, pero me gustaría empezar por preguntaros como mira uno hacia atrás, esos diez años de carrera, y si vistos con cierta distancia ahora, cambiaríais alguno de los devenires que ha tenido… 

Han sido diez años intensos, con todo lo que conlleva: alegrías, frustraciones, aprendizajes y también mucho crecimiento. Es inevitable mirar atrás y pensar en decisiones que podríamos haber tomado de otra forma, pero sinceramente, no cambiaríamos nada esencial. Cada paso, incluso los más difíciles, nos ha llevado hasta este punto y ha moldeado nuestra identidad como banda. Y este disco, precisamente, habla de eso: de ser valientes, de atreverse, de no dejar que el miedo decida por ti. Así que no, no cambiaríamos el camino… porque es el que nos ha hecho quienes somos.

P: La verdad es que me llamó la atención una cosa que contasteis en entrevistas sobre el titulo del disco, aquello de que se llama así por que habla sobre todo de lo que no hicisteis. Es curioso y además parece desde fuera un poco, como si su salida ejerciera de una especie de terapia especial para ayudaros a admitir esas cosas que dejasteis por el camino…

Sí, con el paso del tiempo y al ir cumpliendo años, es inevitable que empiecen a aparecer esas preguntas: ¿y si lo hubiéramos intentado?, ¿por qué no fuimos más valientes en aquel momento? El título del disco nace justo de ahí, de todas esas decisiones que no tomamos. No desde el reproche, sino desde una necesidad de entendernos mejor. En ese sentido, sí que ha sido casi terapéutico: ponerle música a esas dudas nos ha permitido mirar atrás con más calma, con más verdad. A veces uno necesita hacer las paces con lo que no fue para poder seguir avanzando.

P: La palabra emociones sale casi sola si hablamos de las letras del disco pero a mi entender no es solo eso. En mi modestísima opinión también flota la idea de dejar fuera de la vida ciertas inhibiciones, al final un poco ridículas si lo piensas, que nos atenazan a la hora sobre todo de hablar de ellas…

Totalmente. Las emociones están en el centro del disco, pero no desde un lugar exagerado, sino más bien desde lo cotidiano, desde esas cosas que muchas veces no nos atrevemos a decir en voz alta. Y sí, hay algo de liberarse de esas pequeñas (o grandes) inhibiciones que todos arrastramos. A veces nos cuesta mostrarnos tal y como somos, decir lo que sentimos sin filtro, por miedo al qué dirán, a parecer vulnerables… Y al final esas barreras son las que más nos alejan de los demás. Este disco es un intento de romper un poco con eso, de hablar claro, de no escondernos.

P: Me gusta mucho como suena el álbum. El trabajo de Pablo Cebrián en la producción vuelve a ser magnifico en mi modesta opinión, y añade otro capitulo en vuestra historia, ya larga, con el. Madre mía, el hombre tiene un currículo que asusta pero a mi me encanta lo que ha hecho con artistas de Rap como Tote King o Nach…

Sí, Pablo es una parte fundamental de nuestra historia como banda. Ya van tres discos juntos y cada vez nos entiende mejor, sabe cómo llevar nuestras canciones al lugar exacto sin que pierdan su esencia. Tiene una sensibilidad brutal y una capacidad para adaptarse a estilos muy distintos, como bien dices. A nosotros también nos encanta lo que ha hecho con artistas de rap como Tote King o Nach, y justo esa versatilidad es lo que le hace tan especial: puede moverse entre mundos muy diferentes y aportar siempre algo auténtico y potente. En este disco ha vuelto a superarse.

P: Solo cuando grabasteis “La Salvación” no lo produjo el, asumiendo Lucas ese rol…

Exacto. La Salvación fue un disco muy especial por muchas razones, y también porque lo produje yo. Fue un proceso muy íntimo y necesario en ese momento, pero lo cierto es que trabajar con Pablo es otra dimensión. Tiene una capacidad brutal para ordenar, potenciar y elevar lo que llevamos al estudio. Después de esa pausa, volver a trabajar con él en este disco ha sido como volver a casa. Nos sentimos muy cómodos y al mismo tiempo nos reta, nos empuja a ir más allá. Es un lujo tener a alguien así tan cerca del proyecto.

P: Hablando de las canciones del disco, quisiera preguntaros por mi favorita de todas: “La Mediocridad”. El inicio tranquilo y rozando cierta épica, que luego se desata en un estándar muy bailable y que parece ideal para corear a pulmón en los conciertos. ¿Llegáis al estudio con todo preparado o vais añadiendo cosas y retocando letras y música?…

¡Qué bien que te guste La Mediocridad! Es una de las canciones más especiales del disco, tanto por cómo suena como por lo que dice. En cuanto al proceso, llegamos al estudio con una idea bastante clara de la estructura, pero siempre dejamos margen para que la canción crezca ahí. Con Pablo trabajamos absolutamente todo: estructura, sonidos, letras… pero también es verdad que ya llevábamos una materia prima muy, muy buena como base. En La Mediocridad sabíamos que tenía que haber una explosión, un momento de desahogo, y al principio esa idea tiraba más hacia lo electrónico. Luego, en el estudio, fue tomando otro camino, más orgánico, más de banda, y creemos que así gana en fuerza y en verdad. Es de esos temas que nacen de una emoción contenida… y acaban estallando.

P:  Tras diez años de carrera la salida de “Si Hubiéramos…” ¿marca como un punto de inflexión en el devenir del grupo?. Me refiero claro a que el disco se abre con un tema luminoso a priori como “El Comienzo del Final” pero que alberga una letra que proclama hoy es el comienzo del final rodeado de una letra con cierta carga de pesimismo pero también de esperanza. Y que además continua un poco en el resto de canciones…

Sí, creemos que este disco sí marca un punto de inflexión. No tanto porque queramos romper con lo anterior, sino porque sentimos que hemos llegado a un lugar distinto, más maduro, más honesto. El Comienzo del Final lo simboliza muy bien: tiene una energía luminosa, casi eufórica, pero al mismo tiempo hay una letra que habla de pérdidas, de cerrar etapas, de asumir que algunas cosas ya no volverán. Es ese contraste lo que define un poco el tono del disco: una mirada que a veces duele, pero que también quiere avanzar. No es un álbum pesimista, es más bien un intento de entender lo vivido para poder seguir. Y sí, después de diez años, eso también nos lo estamos diciendo a nosotros mismos.

P: No soy muy de buscar paralelismos, pero si me parece interesante. Recuerdo en la promo de “La Salvación” que hablabais de Mumford & Sons o de Bon Iver como la música  que os había motivado mas para componerlo. Me resisto a no preguntaros por como ha sido esta vez, y como ha cambiado vuestra forma de componer a lo largo no de estos últimos años con la salida de “Si Hubiéramos…”, sino de toda vuestra carrera. Recuerdo una cosa que decía El Drogas de que con veinte años haces canciones de veinte y  que con cuarenta la cosa cambia…

Es una reflexión muy acertada. Uno va cambiando, y la forma de escribir también lo hace. Ya no componemos desde la urgencia o la intuición pura de los veinte, sino desde un lugar más pausado, más consciente. No porque haya menos emoción, sino porque ahora tenemos más claro lo que queremos contar y cómo queremos hacerlo. En este disco no ha habido una influencia concreta como sí pasó con La Salvación y aquella etapa más folk inspirada por Mumford & Sons o Bon Iver. Escuchamos música muy variada, de estilos muy distintos, y creemos que todo eso te va dejando huella, a veces incluso sin darte cuenta. La música que escuchas, aunque no sea de forma directa, acaba filtrándose en lo que haces. En este caso, el motor fue más emocional que estético: mirar atrás, asumir lo que no fue, hablar de ello sin miedo. Y eso también ha hecho que la forma de componer cambie, que demos más valor a cada palabra, a cada giro melódico. Escribir con cuarenta, desde luego, tiene otra profundidad.

P: Y ahora viene el momento supremo que es el de defender esas canciones en directo. Ya estáis confirmados en algunas paradas de la ruta festivalera del verano, pero imagino que después haréis salas. Me salto el manido elegir entre unos y otros bolos por que ambos son muy necesarios, pero si es cierto que el publico de las salas es el tuyo. El que va a verte a ti…

Totalmente. Tocar en festivales es una maravilla: compartes cartel con bandas que admiras, te ve gente que quizá no te conoce, y hay una energía muy especial. Pero lo de las salas tiene algo distinto, más íntimo, más directo. Como dices, ahí está el público que ha venido a verte a ti, que se sabe las canciones, que ha hecho el esfuerzo por estar allí. Es un vínculo muy fuerte y muy emocionante. Ya estamos trabajando en lo que será la gira de salas después del verano y tenemos muchas ganas de llevar este disco al directo, porque creemos que es donde las canciones terminan de cobrar sentido. Y si en el estudio fuimos valientes, en el escenario queremos serlo aún más.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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