Justo antes de todo el lio Richar Majo pasaba por delante mío. Me quedé mirándole mientras iba hacia la puerta de una llenísima, fue un entradón amigos, Sala B, y nadie le molestó. Cuando en tu grupo hay una Rockstar de tamaño planetario como David Verderón a lo mejor el publico soberano cometemos la torpeza de olvidar al resto. Craso error amigos. En su trabajo y en el de Adrián Cavero en los instrumentos, se sustenta una de las bandas mas importantes del ultimo Punk patrio –aunque ni mucho menos sea solo eso- capaces a tenor de lo visto de sacar los colores a cualquiera que se suba a un escenario después de ellos por que, insisto, cuentan además con la baza de uno de los cantantes mas originales y maravillosos de la escena, y con un puñado de canciones que rezuman frescura y rabia socarrona casi a partes iguales.
Con una mixtura que rebosa, a eso me refería antes, mucho mas que Punk de manual, en la que cabe ciertos toques de Garaje, Power o Rap (lo que han bautizado como Punk Fandango) los de Benavides de Órbigo -han hecho mas por León estos en un par de años, que todo la clase política junta en pongamos, los últimos diez- se marcaron una comparecencia atómica que nos hizo bailar, cantar y sudar en un tiempo en escena en el que no importaba nada mas que ellos en el mundo. Y es exactamente eso, démosle las vueltas que queramos, lo que dio de si la primera vez que la banda recalaba en la ciudad, hacernos sentir unos privilegiados por haber podido verlo.
En un despliegue de temas, con setlist abultado que se pasó en un santiamén aun yéndose a la hora y media larga, en el que se recorrieron todas las que esperábamos -“Música Para Mastines” estuvo , claro, pero hubo mucho mas que el ultimo álbum,- que convirtieron el bolo en una fiesta total. ¿Quién puede permanecer quieto cuando tienes en el escenario “Gorro de Piscina Negro” “El Ofensor del Pueblo” “Opel Kadett 1.8i” “Lorenzo Lamas” “Buenas tardes Caballero “o “El Cartel de los Helaos” ayudadas por las interacciones de Verderón con el publico, cuando los utensilios para beber son un espectáculo en si, o cuando dan la comunión con la forma de la cecina leonesa?. La brillantez de los detalles, los interludios de las escapadas a la olla del cantante en los que Majo tomaba el control cantando el celebérrimo “Shout” de Tears For Fears o “Personal Jesus” de Depeche en plena eucaristía, poder oír seguidas “Quattro Stagioni” y “Nocilla de dos Colores” y hacerse “Arroz con Costilla” por citar algunos casi sin respirar, son solo pinceladas de una comparecencia candidata a ser una de las mas importantes de las ultimas semanas.
Tan grande como inolvidable.
A todo esto la noche la había abierto el mejor bolo de Gautxori que el que suscribe recuerda en mucho tiempo. Ha escrito un servidor de ellos en multitud de ocasiones después de verles en circunstancias y conciertos de todo tipo y formatos, y fue espectacular ver en acción al ultimo mark que luce la banda, y que harían bien en conservar, el que todos estuvieron a una altura estratosférica. La conversión de Oscar G. Cabezas definitivamente en cantante solista ha impulsado las canciones a niveles altísimos, “Me Mamo” fue un buen ejemplo viendo cómo la toca ahora el grupo, rayando con el Screamo en algunas partes, y dándole una patina de madurez que ya merecían.
Imperdible noche.
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