Cuenta Laura Jane Grace en su autobiografía –“Confesiones de una Punk Anarquista y Vendida”- un episodio oscuro, como no podía ser menos, sobre el mosqueo terrible de la mujer de Fat Mike cuando su banda (los influyentes y maravillosos Against Me) firmó con una major para sacar “White Crosses”. Mike, a la sazón capo de su hasta entonces, y después en un giro increíble, discográfica Fat Wreck Chords veía como una de sus bandas principales se marchaba en el momento en que su despegue comercial se hacía mas evidente, y Erin Burkett no se cortó en decírselo/gritárselo a los fugados.
No sabría decirles a santo de que me acordé de aquello mientras miraba a Valen J. Rodríguez en el escenario con su banda. Tal vez fuera por que quería pensar que el entonces matrimonio mas famoso del Punk, los ficharía fijo por que no cometerían el estúpido error de no tomárselos en serio. El enchufe de un servidor, directo al cable del nuevo festival moralo, en parte era por poder verlos al fin.
Hay en opinión del que suscribe un punto innegable de heroicidad supina, más allá del tema económico que esa es otra, en quienes deciden montar un evento como el que estrenaba Navalmoral de la Mata. Los códigos actuales, la Urbana manda entre la gente mas joven y nada que objetar faltaría mas, parecen decir que mas allá de los nombres grandes que copan el line-up de los principales festivales de la escena, el resto corre un serio peligro de naufragar por que esos estilos que antes eran los hermanos mayores del tinglado, el Rock el Punk el Metal etc., han pasado a ser uno mas del reparto, y a no despachar tantos tickets mas allá de esas excepciones que hablaba antes.
Por supuesto, lo ha escrito hasta la saciedad el que firma, la paradoja es que si alguien ni tan siquiera menciona que eso significa el fin de algunos de esos postulados, que se lo digan a Alcalá Norte a Shego o a Biznaga por citar algunos, delata la lerdez absoluta de quien lo proclame, pues nunca ha habido tantos artistas y grupos repletos de talento y haciendo cosas increíbles, gustos personales aparte, y que puedan enseñarlo face to face con el consumidor como ahora. En esas, las mas de 1000 pax que pasaron por taquilla son para enmarcar, y deberían obligar a que no sea una cosa a discutir la continuidad del sarao para los años venideros a mayores del resultado -horarios al dedillo, comportamiento ejemplar del publico, el equipo humano que lo hizo posible volcado etc.- artístico.
Embutidos en medio de un cartel de campanillas en el que se cumplieron los pronósticos que dicen que, casi siempre, los grandes no lo son por que si (quien viera los pases brutales de Tropa do Carallo y Boikot y la sesión de Silvia Superstar no creo que sintiera otra cosa) fueron las bandas mas pequeñas las grandes protagonistas para un servidor pidiendo paso. La contundencia brutal y áspera de Mogarro me atrapó desde que salieron en una comparecencia maciza, y el sorprendente slot de Kalerizo –iban colocados entre los dos grandes en una pirueta tan extraña como ilusionante- lo justificaron de sobra con una pase estratosférico que se reía en la cara de quien dudara de ese lujoso sitio con canciones y actitud a raudales, que me hacen ansiar poder verles en un sala.
Por horarios me pierdo, mea culpa por no poder llegar antes, las propuestas que abrían el festival (Lukas Trio y Vamos Viendo), pero cuando salen Bellotaris Fallecidos todo cobra sentido. Hace ilusión pensar en que quien los definió como si The Dead Kennedys fueran extremeños lo clavó si, pero tampoco es menos cierto que hay mas. El acido corrosivo que sueltan en la forma de unas letras, hay mas rabia en “Per” que en doscientos comunicados, divertidas y corrosivas se junta con la ejecución de su californiano – y noventero- Punk tocado a 200 por hora que les hace ser capaces de tocar 24 (¿…?) canciones en su escasa hora de tiempo arriba, y conseguir que no resulte aburrido ni tedioso, sino mas bien todo lo contrario. Plenos de guitarrazos, ah amigos que bien estuvo Alberto Hernández todo el pase, y de bases rítmicas refrescantes, acertadísimos Antonio Madroñero con la pegada durísima de su kit y Juan Oskar Carretero en el bajo, se pulen un tiempo arriba inmaculado en lo suyo.
No hará falta explicar aquí el papelón que es siempre tocar en los primeros puestos de un evento así. Salir airoso de eso, ay, es una conquista ya de por si, y desde que abrieron con “Ambrosia es de pueblo pero muy moderna” lo persiguieron a base de honestidad, esto no es un despliegue ultra técnico ni lo pretende, y diversión con píldoras expelidas, “María Groucho Guardiola” “Drogas” “VPO” o la mas larga “Cuando Zarpa el Amor”, en un setlist fulgurante. El detalle de recauchutar a los Ramones –“Presa Cedillo” sobre todo con The KKK Took My Baby Away”- las camisas imposibles maridando con los speeches (que bueno ver y oír “Tractorada” o explicar que es “Turma”), el recuerdo a Siniestro Total, y a titulo personal añadiría a NOFX, y el hacer de Rodríguez en la voz comandando todo el lio a base de humor y creer sin fisuras en esas canciones, lo hicieron un must imperdible del día.
Y eso no es poco, créanme.
Comentarios