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Entrevista al virólogo García-Sastre: “El movimiento antivacunas está ligado a la desinformación”

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Es mediodía en Nueva York, una de las ciudades más devastadas por la pandemia de coronavirus. Conectamos por videollamada con el prestigioso virólogo e inmunólogo Dr. Adolfo García-Sastre, Director del Instituto de Salud Global y de Patógenos emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York. Su papel en conseguir una vacuna contra este coronavirus es clave.

Puedes escuchar la entrevista en formato podcast a través de Spotify o iTunes.


P: Para dar comienzo a esta entrevista, nos gustaría que comenzara por presentarse para todas aquellas personas que no le conozcan a usted o sus investigaciones actuales.

R: Mi nombre es Adolfo García-Sastre, y soy virólogo e inmunólogo. Hice mi doctorado en la Universidad de Salamanca en los años 90, y después vine hace casi 30 años a Estados Unidos, donde he desarrollado el resto de mi carrera científica. En este momento, soy Director del Instituto de patógenos emergentes en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, y la mayor parte de mi investigación se ha centrado en cómo dan lugar a determinadas enfermedades algunos virus de RNA, sobre todo virus de la gripe. También he colaborado en el área de vacunas y antivirales.

 P: ¿Cómo definiría usted esta pandemia de coronavirus que nos afecta actualmente? ¿Qué es lo que más le preocupa?

R: Lo que más me preocupa es lo que le preocupa a todo el mundo: que cause más problemas de los que podría causar. Yo creo que el principal problema que hay no es sólo el número de muertes, sino que las muertes se acumulen de un modo muy rápido, en poco tiempo, y que dé lugar a que los hospitales y actividades sanitarias se colapsen y no se pueda atender a todo el mundo. Esto supone que haya más gente que muera, no tanto ya por el virus en sí, sino por no haber podido ser atendidos en el hospital: el problema es el colapso. 

P: Desde su perspectiva en el Hospital Monte Sinaí… ¿Cómo está la situación en Nueva York y en general en todo Estados Unidos? ¿Cree que las medidas llevadas a cabo por el Gobierno de Estados Unidos son eficaces?

R: Como en casi todos los sitios, se ha llegado un poco tarde. Aunque es cierto que es muy difícil llegar a tiempo. Puedo entender que no es tan fácil darse cuenta de cómo pueden cambiar las cosas de una semana a otra. Y bueno, yo creo que aquí (Estados Unidos) incluso han ido más por detrás que otros sitios, sobre todo teniendo en cuenta que ya se sabía lo que estaba ocurriendo en España e Italia. Las cosas son muy duras aquí, sobre todo en Nueva York. Esta ciudad es un poco especial porque estamos todos muy juntos, hay mucha densidad poblacional, y por tanto, el número de contactos que hay siempre va a ser mucho mayor, incluso con medidas de contención, de lo que pueda haber en otras ciudades. 

Ahora estamos en un momento en el que no está claro si hemos llegado o si estamos llegando a estabilizar la famosa curva o no. Parece que el número de casos está bajando, pero no está claro si se están estabilizando o no. Mientras, en España, yo creo que sí, que se está estabilizando la situación, y esperemos que empiece a bajar un poco más rápido de lo que está bajando.

P: ¿Cree que las medidas que se han tomado hasta el momento han sido eficaces? ¿Qué otras medidas se hubieran podido tomar? 

R: Es muy difícil decir cómo de eficaces son las medidas porque no tenemos nada con lo que compararlas. Lo que sí podemos decir es que si no se hubieran tomado es obvio que estaríamos peor. 

Lo más importante es averiguar desde el principio quién está infectado y quién no. Para eso se necesitan tener muchos diagnósticos al principio (son diagnósticos que no existen en el momento que el virus empieza a propagarse). La rapidez de preparación de diagnósticos y su implementación depende de las infraestructuras que existan. No puedo estar seguro sobre si se podría haber diagnosticado a más gente en España al principio, ya que es algo meramente relacionado con la infraestructura de la que se dispone: está relacionado con la preparación y eso es algo que tienes relacionado con cómo las cosas han sido antes.  Es cierto que se podían haber aplicado medidas de contención antes, pero también es muy difícil tomar una decisión, sobre todo cuando no hay mucho donde fijarte. Seguramente todo el mundo se queje y se cuestione la eficacia de algunas medidas. Es difícil saber cómo estaríamos si se hubiesen puesto medidas de restricción una semana o dos semanas antes. Me imagino que estaríamos mejor, pero no sé cuánto. Lo más importante es pensar en lo que se hace en este momento con los recursos que hay para poder parar a este virus, evitando todos los problemas posibles.

P:  ¿Qué opinión le merece el uso de mascarillas? ¿Debe generalizarse a toda la población?

R: Las mascarillas, más que nada, yo las veo como una medida de recuerdo, más que otra cosa. Es decir, si no estamos ante una mascarilla tipo N95, que tienen que ser especiales, de un tamaño especial, según la cara que tengas (yo, por ejemplo, no podría usarla porque tengo barba y bigote: debería afeitarme para poderla usar, para que fuera hermética). Esas son las únicas que realmente previenen el contagio y son muy difíciles de usar, incluso si las tienes, porque después de una hora no aguantas la mascarilla. Una mascarilla muy cerrada hace que respirar sea muy difícil. 

Las mascarillas que no son N95, las mascarillas normales de tela o incluso llevar una bufanda o una bandana no evita ser contagiado. El contagio ocurre a través de la adquisición por las vías respiratorias, y puede ocurrir porque inhalas una partícula infecciosa respiratoria. Muchas de estas partículas son lo suficientemente pequeñas para poder penetrar una mascarilla o tela. Si estás infectado, la mascarilla puede contribuir a reducir la expulsión de partículas. Como no se sabe muy bien quién está contagiado, ya que hay gente que es asintomática y es contagiosa, pues si llevas una mascarilla, disminuye el riesgo que tienes de contagiar a otra persona.

No obstante, no podemos olvidar que el contacto básico es esencial. No puedes estar encerrado en casa durante dos meses porque necesitas ciertas funciones básicas. Siempre, en algún momento, vas a tener la posibilidad de contagiar a alguien, pero llevando una mascarilla vas a reducir esa capacidad. Haciendo énfasis en reducir, no eliminar la posibilidad de contagio. 

P: ¿Cómo se debería hacer el desescalamiento de las medidas de contención y de confinamiento que hay ahora mismo en España y en muchas partes del mundo? ¿Cómo de posible es que se produzcan rebrotes una vez que se finalicen estas medidas? ¿Estamos ante un virus que viene a quedarse? 

La primera pregunta no se puede responder con seguridad, ya que nunca hemos pasado por una situación como la actual. Las pandemias no son algo nuevo, pero las medidas de confinamiento que se han tomado en todo el mundo para intentar frenar esta pandemia sí lo son.  Antes no había una forma de poder transmitir la información tan rápidamente entre las personas. Actualmente no se sabe cómo está contribuyendo cada una de las medidas a disminuir la capacidad de contagio. Lo único que sabemos es que según se vayan produciendo más contactos entre personas, será más fácil que vuelvan los contagios.

Otro problema es el retraso que hay para monitorizar si los contagios están aumentando, ya que desde que se cambia la actitud hasta saber a través de los datos si está teniendo un impacto se tarda una semana. No sabemos qué ocurrirá al retirar el confinamiento. Y claro, si vuelve a surgir, es un problema, porque otra vez habría que volver a aumentar las medidas. Todo esto es nuevo y entonces es muy difícil saber cómo hacerlo, por lo hay que ir poco a poco, intentando ver si suben o no suben los contagios. Y si suben, pues otra vez volver para atrás. 

Y en cuanto a si el virus va a volver otra vez o no… Si este virus funciona como virus pandémicos respiratorios anteriores, es muy fácil que haya una segunda ola. Es decir, es fácil que se consiga pasar esta ola, que se quiten medidas de restricción, que se empiece a hacer una vida más normal y que debido a esto vuelva una segunda ola, sobre todo en invierno. Lo más fácil que ocurra, aunque no es seguro, es que haya menos contagios durante el verano, permitiendo que se haga, más o menos, una vida normal durante el mismo, pero es posible que haya que poner de nuevo medidas de contención en invierno (si es que todavía no tenemos una vacuna…), lo cual también es probable porque parece que su desarrollo va a llevar al menos un año. Y bueno, si hay una segunda ola, ¿cuánto de grande la segunda ola va a ser?. Pues eso depende de cuánta gente se haya infectado durante la primera ola, que es algo que tampoco sabemos ahora, porque no tenemos datos suficientes como para saber cuántos son los contagiados exactamente. Sabemos los que son diagnosticados, pero no sabemos cuántos son los contagiados.  

P: ¿Cómo cree que se debería llevar a cabo la toma de test masivos?

R: Todo depende. Hay dos tipos de tests:

Uno es un test de diagnóstico sobre si estás infectado o no. Es el mejor test y el más sensible (el de PCR). Es, además, el que tiene menos falsos negativos y el que se está aplicando ahora mismo, sobre todo para diagnosticar. Pero claro, es un test que lleva tiempo. Tienes que tener tecnología y maquinaria para aplicarlo de forma masiva… Además es un poco difícil. No puedes estar diagnosticando con el mejor test de diagnóstico que tenemos ni puedes estar diagnosticando a todas las personas de un país cada dos días para saber quién está, y quién no, infectado. Hay 13 diagnósticos que no son tan sensibles como éste, pero que te dan lugar también al diagnóstico. El problema es que tienen más falsos negativos, no tanto falsos positivos como falsos negativos, lo cual no te da un número concreto de cuántos hay. Es decir, lo mejor es implementar al máximo el test más fiable, pero esto tiene sus limitaciones, ya que no se puede hacer de un modo masivo. No obstante, cuanto más se pueda diagnosticar, más fácil será aislar a la gente que está contagiada. En suma, nunca va a ser perfecto, pero cuanto más diagnóstico se pueda hacer, más fácil será parar el número de contagios mediante el aislamiento de la gente que está contagiada: es decir, un aislamiento más severo, porque se encierran en casa durante dos semanas mientras estén contagiados, y como además, la mayor parte tendrán enfermedad leve, no van a tener que ir al hospital. Eso sí que es lo que ayudaría al diagnóstico. 

Por otro lado está el test serológico. El test serológico no dice si estás infectado, dice si has pasado la infección y si tienes inmunidad contra el virus. Si has pasado la infección y tienes inmunidad contra el virus, es mucho más difícil que te vuelvas a infectar y, por tanto, es más difícil que puedas contagiar a alguien de nuevo. Si se logran extender también y se hacen muchos tests serológicos, se podrá saber quién lo ha pasado, qué personas han de tener más cuidado y cómo se debe de actuar. Esto puede ayudar mucho para contener la pandemia. Un ejemplo es que los test serológicos se hacen de una dimensión mayor para saber, por ejemplo, dentro del personal de un hospital, quién puede estar más en contacto con enfermos, debido a la dificultad o facilidad de contagio. Este test, simplemente, distingue entre personas que ya han pasado la infección y, por tanto, es más difícil que sean contagiosas de nuevo a personas que no han pasado la infección. No haría falta hacerlos tan a menudo porque una persona infectada desarrolla inmunidad en aproximadamente un mes y, una vez que tiene inmunidad, ya no hace falta que vuelva a ser diagnosticada. Mientras, una persona que resulta negativa en un test de infección, puede ser positivo a los dos días…

El Dr. García-Sastre en su laboratorio en el Hospital Monte Sinaí | Foto: Mount Sinai

P: Algunos investigadores han planteado la utilización de los secuenciadores de nueva generación o NGS, dado que estos podrían aumentar la capacidad de procesamiento a un ritmo mucho mayor. ¿Sería una buena idea incentivar su uso?

R: Bueno, la secuenciación masiva ayuda para aprender un poco sobre cuál puede ser el responsable de la enfermedad que causa este virus y quizá encontrar estrategias de posible terapia. Pero usar secuenciación masiva como diagnóstico es mucho más cara y es más difícil de implementar que un test de PCR, que es más directo. Aunque tiene su aplicación, yo creo que a nivel de diagnóstico masivo su aplicación es limitada por lo que supondría económicamente poderlo implementar y el tiempo que se tardaría en hacer la secuenciación masiva para encontrarlo. Lo importante no es que encadene todo lo que tengas, sino en saber si se tiene o no el virus. Es cierto que se pueden detectar muchas cosas por secuenciación masiva, eso es más que nada para hacer estudios focalizados. No obstante, sí que podemos saber algo debido a la respuesta monitorizada por secuenciación masiva de cómo se podría parar la enfermedad y este tipo de pandemias.

P: ¿Cuáles son los frentes actuales para luchar contra este coronavirus? 

R: Se están haciendo muchas cosas. El problema no es cuánto se está haciendo, sino cuánto tiempo lleva encontrar algo que realmente valga la pena. Eso es lo más difícil. Se está trabajando mucho en vacunas, pero por desgracia, no se puede saber si una vacuna funciona o no simplemente por trabajar mucho, hay que probarlas en humanos, y las pruebas en humanos llevan un tiempo determinado que no se puede acelerar. No podemos cambiar nuestro sistema inmune para hacer que sea más rápido el poder probar una vacuna. Se está trabajando mucho, pero el límite es el tiempo que se tarda en saber las cosas. En esa cuestión de medicamentos los ensayos son más rápidos, no es como las vacunas. Todas las que se están tratando de desarrollar están basadas más o menos en la misma estrategia. Puede haber alguna diferencia, pero son todas muy parecidas, mientras que en el campo de los medicamentos los hay de todo tipo y algunos de ellos funcionarán y otros no. Pero, ¿cómo priorizar los que realmente van a funcionar?.

Hoy en día se están probando medicamentos, pero no siempre se pueden hacer ensayos de forma masiva. Entonces, se está mirando a ver los medicamentos que hay disponibles, cuáles podrían funcionar mejor o cuáles funcionan peor. Pero también hay que tener en cuenta que los medicamentos funcionan mejor o peor dependiendo del momento en la enfermedad que se administren. No es lo mismo tomarse un medicamento un día después de ser infectado (cuando tienes todavía síntomas leves) a tratar a personas enfermas que presentan cuadros severos y que tienen síntomas graves. El tipo de medicamentos que puedan funcionar en un caso y en otro seguramente sean distintos. También hay otras cosas que se pueden hacer, como por ejemplo el poder averiguar si una persona es más fácil que tenga un cuadro de enfermedad severa o no, de tal modo que se tenga más cuidado con esas personas, ayudando a que el impacto del virus sea menor, porque desde que ese paciente llegue al hospital sabremos si va a necesitar hospitalización o no, pudiendo dar el tratamiento más beneficioso en cada caso.  

P: Le hemos escuchado decir que encontrar una vacuna es un pilar fundamental a largo plazo. ¿Qué mensaje le mandaría usted al movimiento antivacuna ahora que tenemos esta problemática universal por la falta de una que funcione? 

R: Realmente el movimiento antivacuna es debido a la desinformación. Su forma de pensar no les permite afrontar los datos y la realidad. Tienen una visión del mundo que no es la adecuada. Es trágico para mí que haya gente que piense así, pero es muy difícil convencer a alguien así de que las vacunas es lo mejor que existe para poder parar la enfermedad y que no solo te proteges a ti, sino al resto de la sociedad. El problema de fondo que existe es que esta persona que no ha sido vacunada puede transmitir la enfermedad a otras personas que estén en grupo de riesgo. Es obvio que me gustaría que no pensaran así, pero es muy difícil hacerles cambiar de opinión.

P: Si algo hemos aprendido con esta pandemia, es que cada vez se está dando más la importancia capital que merece a la ciencia. ¿Qué opina de la repentina consideración de los valores científicos? 

R: Estamos ante una cosa excepcional, que es una pandemia. No es una cosa que ocurre todos los días, ni todos los años. Pero es una cosa que ocurre de vez en cuando y así va a seguir siendo. La naturaleza no cambia. Queramos o no, van a seguir habiendo pandemias. Es cierto que algunas pueden ser más fáciles de atajar que otras, por ejemplo si tienen que ver con algún virus que ya conocemos de antes o que se haya hecho trabajo científico sobre el patógeno causante y que, por lo tanto, ya conozcamos cómo podríamos pararlo. Podríamos haber tenido mejores medidas contra este coronavirus si se hubiera trabajado más en una vacuna contra el pasado SARS y si se hubiesen hecho más ensayos en torno al mismo, porque en realidad la proteína del virus actual es muy parecida a la proteína del SARS. Y teniendo en cuenta que estos virus podrían haber regresado, se podría haber hecho más trabajo en este sentido, tener algo preparado a través de la ciencia que se hubiese podido poner en funcionamiento antes en este caso.

Yo soy un científico y también me gusta decir que hay que dar apoyo a la ciencia. Pero luego también hay que valorar el otro aspecto, no el científico, sino el médico: el colapso hospitalario. Para eso hay que crear las condiciones necesarias para aumentar la capacidad hospitalaria tres o cuatro veces, sin necesidad de tener que montar hospitales de campaña o similares. Pero claro, eso supone invertir en una capacidad que seguramente solo se use durante una pandemia o similar. Es algo que deberíamos asumir. Es comparable con el objetivo del presupuesto de Defensa (compra y renovación de armamento) para estar preparado y proteger a la población en el caso de que llegue una guerra. Esto, en el fondo, es igual: usar dinero para algo que en el momento actual no es necesario, pero sabes que está ahí. En el fondo, es una cuestión de pensar. Al final sale rentable invertir en prevenir pandemias, y lo que está pasando ahora es el mejor ejemplo. Prepararse mejor, sobretodo en materia de recursos, es esencial para sobrellevar mejor una próxima pandemia.  

P: Todos los días vemos muestras de imágenes satelitales que nos permiten ver cómo la contaminación se ha reducido a raíz de esta pandemia. ¿Cree que cuando se vaya normalizando la situación se va a producir un efecto rebote en el que se va a volver a fabricar más que antes? 

R: Bueno, no soy sociólogo, eso es lo primero. Pero sí puedo deciros que la memoria histórica es muy corta. Esta no es la primera pandemia. Sí es la primera pandemia de la era moderna (con toda la facilidad de comunicación que tenemos). Yo espero que dentro de dos años, cuando esto haya pasado, quede un impacto: el poder dar un mayor apoyo a la ciencia, el poder aumentar los recursos que existen en el caso de que una pandemia vuelva a ocurrir, el estar mejor preparado en cuestión de coordinación para responder a una pandemia… Pero no sé si eso va a ocurrir o no. Es importante poder recordar durante mucho tiempo lo que ha pasado y no olvidarlo, porque esto puede volver a ocurrir.

P: Nuestra última pregunta ha de ser una especial, dedicada a las nuevas generaciones de investigadores. ¿Qué consejo le daría a todos aquellos jóvenes que están iniciando su carrera investigadora o científica? 

R: Esa es una pregunta muy fácil de responder. Si tienes vocación, si te gusta la ciencia, dedícate a ella. Haz todo lo que puedas por hacer una carrera de ciencias. Es una carrera muy bonita, es dura, pero también es cierto que hay carreras más duras. La verdad, no me puedo quejar (risas). Es una carrera con frustraciones, pero a la vez transmite mucha satisfacción. Tienes que tener vocación, eso sí, porque si no tienes vocación es muy difícil. No todo el mundo puede ser científico, pero mucha gente sí puede, y debe atreverse. Los científicos necesitamos renovarnos. Si seguimos así, todo indica a que habrá menos científicos dentro de 20 años y eso es una cosa que tenemos que evitar.


Para que puedas disfrutar aún más de esta entrevista, te dejamos una lista de reproducción con las preguntas de nuestro equipo y las respuestas del Dr. García Sastre.

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