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Muerto y enterrado.
Así es como un servidor asumía que estaba un estilo, el synth pop cruzado con post –punk, en suelo patrio, más allá de las incursiones en los nombres legendarios ( Golpes Bajos, Depeche Mode, The Cure etc.) que se quieran rememorar. Pero miren ustedes por donde el vallecano Marcos Crespo vino a demostrar que ni por el forro. La salida de su primer álbum tras dos ep´s-su homónimo debut 2020, e “Historias tristes para dormir bien” 2021- el sorprendente “El Arte de Morir muy Despacio” (Sonido Muchacho 2022), ¿el mejor titulo del año para un disco? y agárrense el tipo cuenta que el nombre se le ocurrió en la ducha (¡), ha marcado el punto de inflexión para reconsiderarlo.

FOTO: Víctor J. Fry

Dividido en tres partes y con la producción de Miguel Grimaldo y Harto Rodríguez es desde que apareció una joya de orfebrería sombría llena de sonidos sintetizados, guitarras y voces lúgubres, programaciones atinadísimas y letras oscuras , y en el que el oyente viaja en cada una de esas divisiones por el devenir en la existencia de alguien de la generación del creador (1997). Primero explorando, luego combatiendo y al final adaptándose. El concepto es cuando menos sorprendente para alguien tan joven, que además ha declarado en un giro casi cómico que le aburre el post-punk, aunque se haya atrevido con una versión de Joy Division en directo.

Con eso en vista y con el hype que ha propiciado cierta parte de la prensa especializada (le han llamado genio e icono generacional), la parada en Potemkim del protagonista era imperdible, y la cola que asomaba en la puerta ya lo atestiguaba. Acompañado de René en el bajo y Gonzalo López a la guitarra desgranó todo el disco en orden si no me equivoco en la primera parte del concierto, desde que abrió con “Bienvenido al Caos” y “Veo Tan Dentro”. Me impresionó como hizo “Te Mientes a ti Mismo Para ser Feliz” y la soltura de “Voy a Explotar” y de la inmensa “Fumando en Mi Funeral”. Y si.
“Donde Están Mis Amigos” es un himno.

Las pegas que quisiéramos buscarle es cierto, son endémicas del estilo, y las ha visto cualquiera que haya ido a un pase de synth. Me refiero a cierta línea plana en el bolo, con una suerte de piloto automático puesto que en algunos momentos no llegaba a trasmitir al publico (veinteañeros en su mayoría, que se sentían plenamente identificados con lo que estaba contando desde arriba) suficiente energía, y que solucionó a medida que el concierto avanzaba y la gente se metía mas en el a base de bailar y cantar. En la parte final, las antiguas dijo, hizo un llamamiento a dejar un poco el móvil de lado (que grande, amigos) en unos de las pocas veces que se dirigió al personal, tardó casi media hora en decir algo desde que arrancó, y se pulió un “Apocalipsis Virtual” y un “Hasta que llegue la Muerte”, es cierto, frenéticos.

Si pero no en una comparecencia fulgurante y rapidisima. No se puede dudar del talento inmenso que atesora y que, estoy seguro, nos va a dar alegrías en el futuro (ya lo ha hecho en forma de discazo) pero habrá que ver como sigue creciendo en directo a tenor de lo que vimos. Las comparaciones con los grandes (hasta, no salgo de mi asombro, con Parálisis Permanente) son exageradas, y no creo que le hagan ningún bien. Sin embargo su inclusión en la cartera de el llamado nuevo Punk, pongamos por ejemplo con La Elite, son en mi opinión buenas referencias.
Esperanzador.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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