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No creo que nadie se sorprendiera hace unos días, cuando se publicó la lista de las giras nacionales con mas asistencia de publico, cual era la que las encabezaba. Mas de trescientas mil pax habían pasado por alguno de los conciertos que la presentación  de “Cada Vez Cadáver” el ultimo álbum de Fito y Fitipaldis había hecho a lo largo de su mastodóntico tour, que marcó el techo en el  famoso concierto de San Mamés. La decisión de volver a girar al terminar aquella en un formato mas pequeño para teatros y auditorios durante otoño e invierno, ha tenido el mismo e idéntico resultado que ya se preveía. Los mas de treinta conciertos se agotaron en pocas horas y Salamanca no fue una excepción con la estéril tarea de encontrar un ticket quien lo intentó los días antes.

 

Cuando me encaramo al patio de butacas de un abarrotadísimo C.A.E.M. pienso en esa etiqueta que alguien le colgaba al protagonista a cuenta del publico que asiste a sus conciertos , Rock para todas las edades que hace pensar en Dire Straits o si me apuran Chris Rea, y que parece cumplirse a rajatabla esta noche con gente muy mayor, esto es curioso, que asiste a contadísimos eventos de directo y niños acompañando a sus padres que, con el publico mas habitual, junta varias generaciones.

 

La escenografía de la gira es muy sobria y cálida invitando a la cercanía y a cierta, no se puede olvidar donde estamos, intimidad, y el imponente set-list (cerrado para toda la gira, ojo a esto) que despliegan, veinte temas nada menos, lleva el concierto a las dos horas y lo estructura en tres bloques mas o menos claros, uno primero en el que recupera algunos temas que no toca  habitualmente, el que el llama parte gypsy con los músicos en el centro del escenario en formato mas acústico y la parte final con los tramos en los que solo se rodea de los músicos clásicos de Fitipaldis mas las canciones mas esperadas con todo el grupo.

 

Por supuesto que para hacer esto cuenta con una de las bandas mas engrasadas y poderosas del panorama estatal, lo clavó cuando dijo que si uno tiene unos músicos así hay que presentarlos, capaces de llevar esas canciones a otro nivel, y que se han visto acrecentados aun mas si cabe con la entrada de Diego Galaz y Jorge Arribas los miembros de Fetén Fetén  y los arreglos que han hecho a los temas.

FOTO. Roberto Gallego

Cuando abre con “Me Acordé de Ti” se ve claramente. El bajo de Boli Climent y la batería de Coky Gimenez se juntan con el saxo y el multinstrumenteo, no encuentro otra palabra para el trabajo alucinante  de Javier Alzola y la labor inmensa del inconmensurable Carlos Raya a la guitarra (fue muy gratificante ver como el protagonista toca bien la suya, pero cuando tienes al lado a alguien como Raya es difícil destacar) que forman el macizo armazón del bolo sin ninguna duda, y que pueden con todo.

 

 

El casi swing de “Fantasmas” arrancherado y divertido, el sonido fronterizo de que “Que me Arrastre el Viento”, las guitarras acústicas deliciosas de “A Morir Cantando”, las incursiones de Galaz y Arribas a los que da protagonismo constantemente con la exhibición que hacen con el violín y el acordeón (con un momento estelar en el que evoca melodías de todo tipo desde “El Padrino” a Brahms), el cambio notable en la ejecución de “A La Luna se le ve el Ombligo” con la intro casi hindú de Raya y el solo de violín de Galaz, “Como Pollo sin Cabeza” que me hace incluso pensar en Tom Petty a ratos, ó la pedal Steel de “Catorce Vidas son dos Gatos”. A todo esto ya es marca de la casa la parquedad de palabras, hasta que no llevaban siete u ocho canciones el hombre no dijo nada, pero es que no era necesario y su voz en perfecto estado por cierto.

 

 

 

Cuando los siete se van al centro de las tablas y empiezan una revisión del precioso “Me Quedo Aquí” de Fetén Fetén (lo ha dicho toda la gira el protagonista “la canción mas bonita que ha cantado”) y rescatan sobre todo temas del primer álbum, “Ojos de Serpiente” fue estupenda con el añadido de  insertarle “No Soy Bo Diddley”, y hasta sacan un serrucho, Fermín, con el que introducen “El Funeral” (con un órgano final mundial) aquello es una gozada, y les lleva a “Cada vez Cadáver” ya con el quinteto clásico en escena que hacen, para el que suscribe, la canción mas seria y oscura de la noche una imponente “Cielo Hermético” que fue espectacular antes del primer cierre con “Me Equivocaría Otra Vez” y una dura “La Casa Por el Tejado”.

 

 

 

La parte final con los dos encores fue lo que mucha gente estaba esperando. La incuestionable funcionalidad de “Entre la Espada y la Pared” y el celebérrimo “Soldadito Marinero” cuyo estribillo inolvidable cantó todo el mundo a pulmón cuando se quedó solo el publico, y la ultima parte con un eficaz y coreadísima “Por la Boca Vive El Pez” (mas cantada incluso que la ultima) y la perfecta “Antes que Cuente Diez” con la bajada de Raya al publico (quien iba a pensar que le veríamos reinar así cuando Sangre Azul terminó) y el saxo inmortal de Alzola que rubricaban la banda inmensa que son y que dio muestras toda la noche, todos tuvieron espacio y protagonismo de sobra, entre muestras de la complicidad que hay entre ellos de una cohesión indiscutible.

 

 

Una noche para el recuerdo es cierto, a la que si tuviera que buscarle un pero sería un exceso de calculo en un show que no admite ni un atisbo de improvisación al llevar todo milimetrado.

Aún así, imperdible que duda cabe.

 

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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