culturaPaco Jiménez

ESPIRICOM, M.O.M. Salamanca

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Me viene a la cabeza una frase de Avicii (“Soy un DJ, yo se como empezar la fiesta”) cuando me sorprendo cotilleando en los cacharros que Espiricom se han traído para el pase que les espera en una abarrotada M.O.M.. Hay instrumentos claro, es un error en el que se puede caer al escuchar algunas de sus canciones por que no se equivoquen esta es una banda de Rock puro y duro, pero también cosas para llevar a buen puerto la amalgama de sonoridades que el dúo, ahora reconvertido en cuarteto (era el segundo concierto del nuevo mark que lucen), ofertan en cantidades industriales.

Con dos discos en la maleta, el seminal “Trapezoide” y su excelente continuación “Nuevo Orden Mágico” (Batir Records), el trabajo de Alfonso Alfonso y Fran del Valle es cuanto menos sorprendente. La combinación y mezcla de la electrónica con una parte del Rock psicodélico y altas cotas de experimentación, ah ya salió el palabro que aquí en la modestísima opinión de un servidor casi carece de sentido, junto con una pericia (lo vimos de sobra a lo largo de la comparecencia) instrumental espectacular, y unas letras llenas de referencias esotéricas y mágicas coloca el proyecto muy por encima de lo que el estilo nos tiene acostumbrados. Me acuerdo que Alfonso medio en serio medio en broma en una entrevista dijo que lo que hacían era Electrostoner, y no creo que sea cosa a no tomar en cuenta.

Por supuesto que la entrada de Juanma Martínez y José Luis López al bajo y la guitarra respectivamente, han dado otro aire a la banda, impulsándola para los directos. Entre los cuatro atesoran un currículo (Schwarz, Artificiero, Crudo Pimento, Nepal Napalm, Perro) que da dos vueltas a la manzana de la brillante escena murciana, y será muy interesante ver si la formación tiene continuidad para futuros discos.

Cuando abren con “Un Mínimo Chamánico” me acuerdo de Oscar Mulero a la sazón DJ legendario, pero sobre todo aquí productor de “Nuevo Orden…”. Menudo material cuando lo viera. El bajo de Martínez nos apabulla y nos mete de lleno en uno de los pases mas serios e importantes de las ultimas semanas, sin duda, en el que desde que empieza nos dejan claro que los riffs rockeros y grasientos van a convivir con el trance puro de la electrónica lisérgica y adictiva que del Valle lanza constantemente, mientras da un par de clases de cómo, si cabe, tocar aún mejor que la ultima vez que el que suscribe se había encontrado con el y su batería en un escenario.

Y quede claro que no es tanto la cantidad, hicieron apenas una hora de bolo y seis temas, como la calidad de lo que nos enseñaron en la forma de unas canciones alargadas hasta el infinito, y llenas de esquinas y vueltas, con la voz y la guitarra de Alfonso presidiéndolas.

Foto. Víctor Iglesias

El viaje espacial de “Rubaiyat” y sus guitarras crudas que me hacen pensar por un segundo en los Ministry  de Psalm con las subidas las bajadas y los cambios con los aires orientales (esto fue una constante toda la noche) mientras la letra del poema de Omar Jayam se desarrolla, la traslación de “El Rayo no puede dañar al rayo” mas dura e hipnótica que en disco, el arranque y el devenir de la colosal “Desierto blanco” llena de momentos de pura psicodelia, los paisajes hindúes oníricos y las batallas campales en “Egonauta” y su cuelgue sideral de proporciones épicas, y el impagable final con los mas de quince minutos de “Rayo de Oriente” mientras el humo hace desaparecer literalmente a la banda con las múltiples capas de música transportándonos a la dichosa puerta de Tannhauser.

Impresionante, es cierto

Por una parte ojalá esto llegara a los estadios, pero tal vez mejor no. Que sea algo intimo y privado de quien tiene la suerte de poder verlo.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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