Ah amigos, no creo que se pueda cuantificar en que medida se rompió la armonía en la historia de la música cuando, por desgracia, hace unos días se nos murió Aretha Franklin. Hoy cuando entro en la plaza pienso en ella sin parar, pero es que era una cuestión de pura lógica. La francesa Flore M me apabulla con su sensual y delicada voz mientras la miro ensimismado como se desenvuelve en el siempre dificil terreno del soul, R&B, y si me apuran gospel moderno. Poseedora de un torrente vocal muy considerable, cumple una comparecencia (en pleno ecuador de las ferias con mucho ya encima pero, ojo a esto, con mucho más aun por llegar) ciertamente deliciosa. Consigue con sus canciones y presencia escénica amarrar al, en teoría, esquivo publico que de nuevo junta una más que meritoria entrada para un día entre semana. Y, en serio se lo juro, agárrense por que encima era su cumpleaños. Cálida y cercana, parece desenvolverse muy a gusto en el enorme entarimado de la plaza, se pule algunos momentos ciertamente brillantes (“Everytime I Feel The Spirit”, “I can´t Stand the Rain”) y tributa a la diosa con “Think y “Respect”. Sumen a eso la compañía de una banda ciertamente solvente que, aún no salgo de mi asombro oigan, va sin guitarra, y que le cubre las espaldas brillantemente y ya lo tendrán casi. Una hora y media de bolo y no se mueve nadie de allí. Por algo será. Hoy llegan Sidecars. Ya les cuento.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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