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ELECCIONES | El periplo a la Casa Blanca del Presidente de los Estados Unidos

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Esta semana, en concreto el martes día 3 de noviembre, han tenido lugar los comicios de uno de los países más importante del mundo actual: Los Estados Unidos de América, y en el momento en el que se escribe este artículo el candidato Joe Biden se ha convertido, tras un período de recuento que se ha alargado los últimos días en el nuevo presidente electo de los Estados Unidos.

Por lo tanto, desde VDOL hemos decidido estrenar una nueva sección analizando el sistema electoral estadounidense y a su vez realizar una crónica sobre estas elecciones para comprender cuáles son las claves para la victoria de un candidato u otro, que estados en concreto han podido dar la llave a la Casa Blanca y un pequeño vistazo al panorama político y electoral actual de EE. UU.

En las elecciones presidenciales, los votantes eligen a 538 miembros del Colegio Electoral, cuya función es escoger al presidente y vicepresidente del país, estos 538 votos electorales están divididos entre los 48 Estados que componen el país, donde los votos electorales que se adjudican a cada Estado dependen más o menos de la población de cada estado, el ganador será el que obtenga al menos 270 de estos votos electorales (la mitad más 1).

Para explicar cómo funciona exactamente la elección presidencial hay que dar unas pinceladas sobre el funcionamiento del sistema electoral, que en este caso se trata de uno mayoritario, y, aunque cada estado fija las normas, la mayoría concede todos los votos electorales del estado al candidato que obtiene la mayoría absoluta de los votos populares, (con la excepción de los estados de Nebraska y Maine, que distribuyen el voto proporcionalmente entre cada candidato según el porcentaje de votos populares recibidos), esto provoca que si un candidato gana por un solo voto al resto de candidatos, su partido se lleva todos los votos electorales del estado en cuestión.

Dicho esto, cabe explicar que, debido a este sistema, en la política estadounidense siempre han reinado siempre dos únicos partidos, el partido republicano (con el candidato a la relección Donald J. Trump) y el partido demócrata (con el candidato Joseph R. Biden), y, a lo largo de la historia se han esclarecido en qué Estados obtienen fácilmente los compromisarios un partido u otro, mientras que hay otros que son clave, ya que el resultado suele ser dudoso (los llamados “estados bisagra” o swing states), como es el caso de Florida, Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Arizona, Ohio, Pensilvania y Nevada, aunque, como hemos podido comprobar en las últimas horas, finalmente han sido Arizona, Pensilvania, Nevada y Wisconsin los Estados clave para la victoria de Biden. Eso sí, ganando por un porcentaje muy ajustado en muchos de ellos (0,5 y 0,7 puntos porcentuales entre un candidato y otro en Pensilvania y Arizona respectivamente).

Dadas las claves del funcionamiento de estos comicios, hay que destacar que de por sí, las elecciones han sido unas de las más apretadas y a la vez con más participación popular de la historia de EE.UU. hablando a nivel estrictamente electoral, si a eso le sumamos el aumento de la polarización dentro de la sociedad generado por la pandemia y las manifestaciones del movimiento “Black Lives Matter” a raíz del asesinato de George Floyd, tenemos como resultado unas elecciones que marcarán el curso de los Estados Unidos los próximos años, años que serán cruciales tanto para el propio país, como para el resto del mundo.

Ahora sólo cabe esperar a la reunión del Colegio Electoral, que tendrá lugar en el mes de diciembre, y elegirá oficialmente al presidente. Si, como todo parece indicar, Biden se convierte oficialmente en presidente-electo, tomaría posesión. Sin embargo, el actual presidente Trump amenaza con litigios y llevar los resultados de las elecciones a la vía judicial, que podría acabar en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, como lleva advirtiendo en los últimos días.

Pablo Herranz
Estudiante de Ciencia Política y Administración Pública en la USAL. Tratando de madurar poco a poco mi conocimiento político desde que me di cuenta de que la política es más compleja de lo que creía. Amante e intento de jugador de videojuegos. Una frase: "Rendirse nunca ha sido una opción".

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