Crónicas

CRÓNICA | APHONNIC, EXPO MUSIC ZAMORA

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No pasaba desapercibido precisamente, amigos.

Me refiero a que cuando la organización de Expo Music Zamora hizo público el horario del festival, Aphonnic iban encajados justo detrás de Def Con Dos (mejor no especular que pasaría ahí si no estuviera Arispont, uno de los músicos más brillantes e infravalorados de su generación) y no al contrario. Supongo que mucha gente se extrañaría. Y un servidor no sabe si fue por una cuestión de logística para que los de Madrid regresaran en el día y no tener que pernoctar, por temas de producción o porque el estatus de la banda ahora así lo reclama, pero allí estaba el dato y en mi humilde opinión fue absolutamente acertado.

En una época en la que el Rock parece haber dejado de ser el hermano mayor (exceptuando los consabidos nombres que todo el mundo puede citar de memoria y a los que la edad, ay, ya empieza a perseguir) para pasar a ser uno más en cuanto a escuchas, venta de entradas y, lo más importante, aceptación entre el publico más joven en beneficio de otras sonoridades (nada que objetar faltaría más, y como en todas las escenas con cosas mejores y peores) como el Rap, el Indie  ó la Música Urbana, entenderán la urgencia de seguir el devenir de las bandas más jóvenes que puedan ayudar a revitalizarlo.

Damnificados, como todo el mundo, por los daños colaterales que la terrorífica pandemia ha impuesto al estamento cultural y con la falta de bolos en meses, ralentizando o directamente parando carreras que ya tendrían que haber alcanzado puestos mucho más altos, la ocasión de poder volver a encontrarse con los de Vigo era muy atrayente.  Y más con un álbum, el brillante “La Reina”, bajo el brazo que redondea un cancionero que con sus más y sus menos alcanza seis discos ya.

Cuando abren en tromba con “Osos Color Salmón”, la celebrada “Aquellos Maravillosos” y la primera de las seis que tocaron de lo mas reciente, “Kaleborro´N´Roll”, ya dejaron pistas de por donde iba a ir la noche. La inconfundible voz de Chechu mandando con precisión milimétrica (ojo, no olviden que este tío hizo esa barbaridad que es “Crisantemos” en una sola toma según dicen) por encima de una base rítmica de demolición, Alén en la batería me hizo pensar en Joey Castillo con un trabajo inmenso, y las guitarras afiladas y cortantes que forman parte de esa suerte de metalcore tan personal que facturan (“En Globo” y su estribillo inolvidable fue una fiesta) y que ya tiene, esto es lo más importante en mi opinión, su sello propio distintivo.

Las letras de plena actualidad y comprometidas que enarbolan siempre, me gustó especialmente en “Mickey y Minnie”, o las paradas que hicieron en el material más antiguo, estupendas “Fruta Fresca” y “Mi Capitán”, la casi épica que despierta “Cunfia”, ó el final del bolo, que pasó como un suspiro a pesar de lo duro que es estar toda la tarde en la dictadura de la silla que casi parece que has volado veinte horas seguidas, con “Zurda Oveja Negra” y “Ciclopes” son solo detalles de la legitimidad de que quieran aspirar a las ligas superiores.

Grandes.

Paco Jiménez
El Rock n Roll es más grande que la vida

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